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Academia de Arte y Cultura

Aldo Francia muestra la otra cara del Puerto en “Valparaíso mi amor” (1969) 4 de septiembre del 2017

El director realiza un penetrante y descarnado estudio social, mostrando un Valparaíso distante de los estereotipos turísticos, para revelar una realidad traspasada por la pobreza, la marginalidad y la injusticia.

 

 

 

Una invitación a ver Valparaíso desde el lente de uno de los directores más reconocidos del Nuevo Cine Chileno de los ‘60 es la que realiza el Cine Club de la Universidad de Los Lagos para este jueves 7 de septiembre a las 18:00 hrs. La obra forma parte del nuevo catálogo de cine patrimonial reeditado por la Cineteca Nacional del Centro Cultural Palacio La Moneda y que formará parte de la programación de septiembre del cine universitario.

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Inspirada en la obra de Alain Resnais (Hiroshima Mon Amour, 1959) y en el neorrealismo italiano, muestra una historia rescatada de la crónica roja, la cual Aldro Francia y José Román llevaron al guión cinematográfico.

 

Cuatro niños de escasos recursos quedan abandonados porque el padre, cesante, roba ganado para alimentarlos y es detenido por la policía. Enfrentados en forma brutal a la vida, desde su problemática situación social, se encaminan a una marginalidad difícil de eludir.

 

Conforme a los tiempos que se vivían, el realizador consideraba fundamental ligar y comprometer el cine con los problemas de transformación social e inculcar en el espectador la toma de conciencia. “En Chile hay problemas muy graves”, decía en una entrevista para Primer Plano, “y se debe dar prioridad a esos problemas. Cuando se resuelvan, entonces podremos dedicarnos a hacer películas sobre el amor o de sexo.”

 

En esta búsqueda de apego a la realidad, Francia excluyó el mar. Una posibilidad que parece no caber en muchas mentes: un Valparaíso sin mar. Y esta ausencia se debe a que el mar representa para Francia la libertad, esa libertad que está negada para estos niños en una película tan determinista como lo es “Valparaíso, mi amor”. Incluso una escena filmada por la costanera, una escena intrascendente, fue eliminada para evitar la aparición del mar, que es “para la gente libre, para los ricos; no para una familia que se hunde poco a poco”. Y ese hundimiento se refleja en la triste historia de los cerros y los centros nocturnos, el mercado y las plazas, restándoles el romanticismo que otros han visto en ellos.

 

El filme recorrió con éxito la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, la Semana Internacional del Cine de Barcelona y el Forum de Berlín en el año 1970.